Aunque los síntomas son difíciles de ver si la persona consume esporádicamente, es importante detectarlos. Los signos de alarma principales son el cambio de su comportamiento en la vida cotidiana, trastornos del sueño, pérdida de peso, disminución del rendimiento escolar o laboral, abandono de aficiones y cambios de humor bruscos.
Cuando se sospecha que algún familiar o conocido consume drogas o tiene conductas que podrían llevar a alguna adicción, hay que mostrarse comprensivo pero firme con él o ella. Si los síntomas son muy evidentes, también es adecuado pedir consejo al médico.
Lo más recomendable es dialogar con la persona, analizar las circunstancias que le llevaron a esta situación, compartir la preocupación, ofrecer ayuda y supervisar sin presionar. Es importante entender que es una persona que tiene problemas y que no estamos “ante un problema”.
No es aconsejable criticar ni dramatizar demasiado su comportamiento ni la situación, culpar a la persona o agobiarla con reproches.
En la actualidad, todas las adicciones son consideradas como una enfermedad que requiere un tratamiento personalizado. Ante cualquier problema relacionado con las drogas es adecuado acudir a un centro de tratamiento o solicitar ayuda a profesionales que evaluarán el caso y ofrecerán posibles soluciones.
