El alcohol y el tabaco son las drogas legales más conocidas y consumidas por la población. Y aunque su consumo es completamente legal, no dejan de ser sustancias perjudiciales para nuestra salud y su consumo en exceso puede tener graves consecuencias.
Drogas legales más adictivas
Muchas de estas
drogas pueden ser adquiridas de forma completamente legal en bares, estancos,
farmacias o centros médicos. Algunas se consumen para buscar un efecto
relajante y calmante o simplemente como estimulante. Pero todas tienen algo en
común, y es que su uso indebido o en exceso puede provocar consecuencias tan
graves como las drogas ilegales.
Alcohol
El alcohol es la droga legal más extendida y uno de sus mayores riesgos es que su consumo está muy aceptado. Pero esto no significa que no suponga un peligro para la salud. Esta sustancia deprime el sistema nervioso central y su uso excesivo puede crear tolerancia y dependencia.
Inicialmente
tiene un efecto euforizante, pero posteriormente provoca visión borrosa,
debilidad muscular, falta de atención, etc… Además de crear adicción, un
consumo excesivo puede generar trastornos físicos y psíquicos, hipoglucemias,
mareos, vómitos, coma etílico o incluso la muerte.
Nicotina
El tabaco, o más bien la nicotina, es una de las drogas legales más adictivas y una de las más peligrosas. Es una sustancia piscoestimulante y cancerígena que provoca una enorme dependencia física y psicológica.
La nicotina
junto con otros componentes tóxicos presentes en el tabaco, como el alquitrán o
el monóxido de carbono, son los causantes de muchas enfermedades: bronquitis, infartos,
trombosis, cáncer, etc.
Opiáceos
Los opiáceos son sustancias naturales que se utilizan por su efecto relajante, calmante y analgésico. La codeína, la morfina o el fentanilo son algunos de los opiáceos más consumidos, pero deben tomarse siempre bajo prescripción médica.
Entre sus
efectos adversos más comunes encontramos: sequedad en la boca, náuseas, dificultad
para conciliar el sueño, cambios de humor o dependencia.
Benzodiacepinas
Las benzodiacepinas son sustancias que pertenecen al grupo de los ansiolíticos y somníferos. Algunos de los más consumidos en nuestro país son el Lorazepam, Lorematazepam o el Alprazolam.
Estas sustancias generan una gran dependencia y deben tomarse siempre bajo suscripción médica. El problema es que la automedicación es cada vez más común y la combinación de estos fármacos con otras sustancias, como el alcohol, puede tener graves consecuencias: deterioro cognitivo, comportamientos impulsivos o disminución de la habilidad para conducir.
Además, las
benzodiacepinas pueden crear tolerancia y una misma dosis puede ir perdiendo
sus efectos terapéuticos con el paso del tiempo.
Xantinas
Entre las xantinas más comunes encontramos la cafeína, la teofilina o la teobromina, sustancias presentes en el café, en el té o en el chocolate. Este tipo de drogas genera una alteración química en el cerebro que tiene efectos estimulantes en nuestra conducta, provocando también un aumento de los niveles de energía.
Son necesarias grandes cantidades para que estas sustancias puedan suponer un riesgo para nuestra salud. Y aunque no provocan una dependencia como tal, sí es cierto que en muchos casos pueden generar adicción y pueden llegar a crear tolerancia.