Si un trabajador presenta un problema con estas sustancias, siempre acaba afectando a la empresa, ya que está demostrado por numerosos estudios que una persona bajo los efectos del alcohol y/o drogas tiene un rendimiento inferior y supone un peligro para su vida, y otros en aquellas profesiones que conllevan un riesgo.
La empresa presenta responsabilidades legales, ya que debe garantizar, en la medida de lo posible, la seguridad y el bienestar de sus trabajadores en sus puestos. Una empresa que es conocedora de un estado de adicción al alcohol y/o drogas por parte de unos de sus empleados y no actúa al respecto puede estar infringiendo la ley.
Los trabajadores con un puesto de trabajo consumen más alcohol que aquellos que están desempleados. Y en los puestos directivos encontramos una mayor tasa de consumos que en aquellos profesionales que ocupan un puesto inferior.
El alcohol tiene efectos, tanto a nivel físico como emocional, ya que dificulta la relación con los compañeros.
Las drogas suponen un importante deterioro físico e intelectual para la persona que las toma.
¿Cómo pueden actuar las empresas?
Disponer de un programa de prevención, control y terapia de las drogas en la empresa. Así como de un protocolo de actuación ante casos de abuso de drogas en el trabajo.
Es importante que el personal de una empresa esté sensibilizado con el tema, y tengan la información suficiente para poder detectar un caso cuando sea preciso.
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