Cocaína
La cocaína es una droga estimulante y altamente adictiva que se manufactura a partir de las hojas de la planta de coca, originaria de América del Sur. Produce un estado eufórico de corta duración, energía y locuacidad, además de efectos físicos potencialmente peligrosos como aumento de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial.
¿Cómo se consume la cocaína?
La forma en polvo de la cocaína se puede inhalar por la nariz (“snort”) donde se absorbe a través del tejido nasal, o se puede disolver en agua para inyectarse en la corriente sanguínea.
“Crack” es la forma de cocaína que ha sido procesada para hacer una roca de cristal (también llamada “freebase cocaine” en inglés) que se puede fumar. Al calentarse el cristal genera vapores que son absorbidos por la corriente sanguínea a través de los pulmones. (El término “crack” se refiere al crujido que produce la roca cuando se calienta).
La intensidad y la duración de los efectos agradables de la cocaína dependen de la forma de administración de la droga. Cuando se inyecta o se fuma la cocaína, la droga se libera rápidamente en la corriente sanguínea y en el cerebro, produciendo una euforia más rápida y más fuerte, pero de más corta duración, que cuando se inhala. La euforia que se obtiene inhalando la cocaína puede durar de 15 a 30 minutos, mientras que la que se obtiene de fumarla puede durar de 5 a 10 minutos.
Con el fin de mantener la euforia, los usuarios de cocaína por lo general la consumen siguiendo un patrón de uso repetido de la droga en un periodo de tiempo relativamente corto aumentando progresivamente la dosis (lo que en inglés se llama “binging”). Esta práctica los puede llevar a la adicción, una enfermedad crónica y recurrente causada por los cambios en el cerebro y que se caracteriza por la búsqueda incontrolable de la droga sin importar las consecuencias.